Romper los hábitos

Plaza Vieja

Las personas no deciden su futuro,

deciden sus hábitos y sus hábitos deciden sus futuros.

F.M. Alexander – Actor Australiano

No somos inamovibles. Es algo que estoy aprendiendo cada vez con mayor dimensión. Muchas de las afirmaciones que hoy tienes claras, mañana no lo van a estar tanto. Que cambiar de opinión en ciertas cosas también es sano. Que no todo es absoluto (salvo lo básico) y que por mucho que creemos dinámicas de comportamiento, algún día terminarán por ser otras.

Creo que esto se debe a que nunca somos la misma persona que ayer. En esencia sigo siendo yo pero he cambiado muchas cosas, muchas creencias sobre mí misma y sobre otros, he cambiado de intereses y he mantenido otros que tenía muy arraigados…. y me ha ido bien. 

Estoy aprendiendo a cambiar. Cambiar miedos por opciones, personas que restan por aquellas que suman, ideas inamovibles por aprendizaje… Aprendo día a día cosas nuevas sobre mí, sobre mi forma de ver el mundo y de relacionarme con él y cambio formas de comportarme y de sentirme frente a situaciones que en otros momentos me superaban. 

Sigo teniendo miedos irracionales, me sigo equivocando en los mismos cruces y se me sigue enganchando la ropa en los pomos de las puertas. Pero los escenarios han cambiado y ahora reconozco esos miedos, ahora me paro en esos cruces, veo el error y trato de cambiar la dirección.

Lo que no consigo es dejar de engancharme en los pomos de las puertas…

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Volver a ser

Se fiel a lo que existe dentro de ti

André Guide – Escritor francés.

Nos esforzamos en querer ser alguien, en construir algo, en formarnos una personalidad, una vida, un empleo, una relación y un círculo social. Y en todos esos esfuerzos, en ocasiones, nos perdemos. Nos esforzamos en ser alguien y nos olvidamos de quiénes somos.

Nos aferramos a una supuesta estabilidad y nos manejamos dentro de ella. Vivimos felices haciendo lo que supuestamente debemos hacer. Y va funcionando a medida que vamos perdiendo nuestra propia voz, el hilo de nuestros pensamientos.

Hasta que un día algo se rompe. Hasta que empiezas a vislumbrar que no te reconoces, que no eres, que no estás cómoda. Al principio crees que eres tú y todos los indicadores alrededor te afirman que eres tú. Tú egoísta, tú infantil, tú irresponsable por querer ser tú y no quien debes ser.

Entonces empiezas a escucharte con calma. Comienzas a hacer cosas distintas que van aportando un sonido a tu vida, algo que recordabas, una melodía. Comienzas a entender que eres importante. Que dentro de todo el maremágnum, si tú no te sostienes, nadie lo hará.

Y que sino eres fiel a ti misma, no eres nadie, solo otra nota más.

Nada externo te define, solo tú.

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Lo tengo en la mente

nada se para

 

Tenía el sueño de volar
La locura ató su cuerpo a un pedestal
Y lo cubren los molestos restos de la tempestad

Ciudad Jara – Grupo Rock español

 

¿Nunca te ha pasado que te despiertas parcialmente y el resto de tu cuerpo sigue dormido? Como cuando te despiertas y tus brazos no responden. O la peor de las sensaciones, ese duermevela en el que una parte de ti se despierta pero no puedes abrir los ojos. Lo intentas pero es imposible y te frustras. Y en tu mente te hablas y ordenas a ti misma, diciéndote que tienes que abrir los ojos, que te levantes, que llegas tarde, o lo que sea. 

Durante muchos años he tenido esa sensación de estar de paso. Y eso ha sido bueno. Bueno porque identificaba que algo no iba bien. Y sé que a veces actúo sin pensarlo, llamémoslo por instinto. Y sé que soy capaz de muchas cosas y, cuando echo la vista atrás y lo analizo, me sorprendo de esa agilidad, de tantos volver a empezar que admiro en muchas personas y que no sé distinguir en mi. Porque lo que de verdad más me asusta de la vida es vivirla sin darme cuenta, por inercia, sin apreciarla, sin olerla, sin verla ni tocarla. Porque para mí eso es no vivirla. 

Esa sensación la tengo también en la vida, en general. Quiero muchas cosas, pero no encuentro en mí las herramientas o el manual de uso para avanzar. Sé a la perfección que las tengo, no culpo al mundo de que me las haya quitado. Pero me falta tenacidad para usarlas. Tengo como un miedo interno que no sé identificar, que no comprendo y contra el que no puedo trazar ningún plan. Es escurridizo y se esconde en los rincones. 

Lo bueno es que todo esto me ayuda a conocerme más, a reconocerme en un espejo en el que me cuesta fijar la vista y apreciar con cariño lo que me devuelve. Decirme más veces, “vamos valiente”, que “venga, que vas tarde”. Vivir en lugar de ensoñar. Decir en lugar de pensar. Besar en lugar de mirar. Me falta la acción de todo eso que tengo en la mente. De todo eso que arde en mis labios. 

Pero arrancaré, de nuevo. Porque de empezar sé mucho, muchas veces.

 

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Los finales debidos

Lo bueno es lo que nos pasa.
Lo demás, es no estar vivo

Viva Suecia – Grupo Indie Rock

Todo tiene su orden y su lugar. No en el mundo, sino en tu propio mundo. Las personas, las acciones, las situaciones, los lugares… Y la escala de ese orden son tus propias necesidades y aquellas cosas que te hacen feliz. Y para que todo esto funcione, tú debes darte un lugar importante. Tu mundo debería ser importante para ti.

Y no hablo de ser egoísta. Lo digo porque me ha costado entenderlo.

Nunca he sido una persona que tuviese claro estos conceptos. Llamadme ingenua. Pero siempre creí que el lugar que tenías en la vida de los demás te lo daban ellos, únicamente. Y no era plenamente consciente de que una parte de ese lugar era proporcional al lugar que yo me daba a mí en mi día a día y creía, firmemente, que decir no, no hacer algo que otro quería, o manifestar mi disgusto con algo, era una posición totalmente egoísta por mi parte.

En los últimos años he hecho escalada. No real, figurativa. He escalado un pozo enorme. Ese pozo es en donde me situé muchas veces en mi vida. Y no, no me ha tirado nadie, muchas veces he sido yo misma la que ha practicado la caída libre. Es difícil y complejo explicárselo a los demás. Aunque hace tiempo que no doy explicaciones a los demás. Vivo, que es muy importante. Vivir.

Y, a pesar de haber estado muchas veces en el fondo de los pozos, también he estado en lo alto. Esto es algo mucho más difícil de explicar que lo anterior. Las personas no entienden que puedas salir de un pozo y volver a caer. Para mí es sencillo, del mismo modo que sacas agua: el cubo sube y baja, ¿no? Pues tú también sales y caes.

Con mi ejercicio de escalada he aprendido a comprenderme a mí misma. Lo que no quiere decir que haya borrado mis inseguridades, o que no dude ante cualquier situación. Simplemente he aprendido a posicionarme primero, a conocerme y a entenderme. Y, sobre todo, a tratar de entender a los demás.

Si deciden dejarte en el fondo de un pozo, no es cuestión de que tú te quedes ahí. Porque ese pozo es figurativo y, para ti, debería de ser un camino nuevo que seguir hacia otro lugar, preferiblemente en dirección opuesta a la persona que te ha dejado en su pozo. Lo sé, no he perdido un ápice de drástica en estos años.

Es muy importante salir. Pero mucho más importante es encontrar tu sitio y que ese lugar esté en lo alto de tu pirámide de prioridades. Es tan complicado entender esto que nos pasamos la vida buscando una respuesta que solo nosotros mismos somos capaces de darnos. Nadie va a venir a salvarnos.

Y yo siempre he preferido salvarme sola.

Me he echado de menos…

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Vida robada

Metro Diego de León. Madrid

Metro Diego de León. Madrid

El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas.
Eso es lo que lo sostiene.
Blaise Pascal. Científico, filósofo y escritor francés.

 

Me robaron el futuro ¿Sabes lo que es eso? Me lo robaron. Me lo quitaron de las manos, desgarrándome, haciéndome perder un equilibrio que todavía no sabía manejar.

Me robaron mi futuro, me robaron mis ganas, mis fuerzas, mis necesidades. Me robaron la sonrisa de por la mañana…

… No. La sonrisa de por la mañana no me la robaron, todavía. Aun es mía, aunque no sé por cuánto tiempo más.

Por robar, me robaron las ganas de creer en mis posibilidades. En lo que yo puedo valer. En todos los aspectos. Me dibujaron una vida que tenía que ser, y ni siquiera es. Me dijeron que haciendo esto o lo otro, tendría aquello otro. Y no era cierto. Me arruinaron antes de empezar.

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